Barrera estuvo mermado de posibilidades, y se notó en el primero de la tarde, un astado que llegó muy limitado de posibilidades tras pasar hasta tres veces por el caballo donde recibió mucho y mal. A pesar de ello el astado se vino arriba y embistió aunque sin clase, el sevillano no lo vio y la faena no tomo dimensión. Con el cuarto más de lo mismo, un astado agradecido pero que tampoco fue entendido por Barrera.
El madrileño Sergio Aguilar cuidó muy bien al astado para que llegara lo más apto a la muleta. Inicio muy seguro y firme la faena, con la muleta por bajo enseñandole el camino al astado de Alcurrucén. A partir de ese momento el astado cambió de opinión y comenzó a defenderse y no quiso entrar en la muleta, en ese momento llegó la cornada en el muslo cuando Sergio se estiraba al natural lo lanzó al aire, pero firme y valeroso se mantuvo en el ruedo y fue ahí cuando después de un derrote seco fue empitonado por el cuello.
Por su parte Bolívar se las vio con su lote y con el segundo astado del lote de Aguilar puesto que su compañero de cartel y director de lidia se encontraba lesionado. Y se entendió bien con dos de ellos, dando una vuelta al ruedo y cortando una importante oreja.
Toros de Alcurrucén, de imponente presencia y muy astifinos, con mucha casta y emoción.
Antonio Barrera, silencio y silencio.
Sergio Aguilar, fuerte ovación que saludó la cuadrilla.
Luis Bolívar, saludos tras aviso, oreja y vuelta al ruedo tras aviso.
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