sábado, 20 de febrero de 2010

Festejo Martes Carnaval

Último festejo de muerte del carnaval, en el que estaban acartelados el diestro madrileño Sergio Aguilar, el joven Julio Benítez “El Cordobés”, el albaceteño Miguel Tendero y el novillero segoviano Víctor Barrio, que estoquearían un encierro de Santos Alcalde.

Saltaron al ruedo cuatro zambombos importantes, muchos kilos había en los cuatro astados que enviaron los hermanos Santos Alcalde al coso mirobrigense. Abría plaza Sergio Aguilar no encontró ayuda del novillo con muchos kilos de más, no le dio margen y tan solo pudo hacer una faena aseada con algún que otro pase suelto sin mayor relevancia, pero sin duda alguna lo mejor de la actuación del madrileño vino cuando cogió los aceros y dejó un espadazo en todo lo alto que hizo que el toro sin puntilla. Sólo el espadazo era valedor de un trofeo, los tendidos cariñosos con el madrileño le concedieron el doble triunfo.

El segundo diestro en liza era Julio Benítez, su actuación no resultó del agrado de los aficionados que llenaban los tablaos, el diestro cordobés dejó una faena sosa y aburrida con la que tan sólo las chiquillas que se encontraban en la plaza, disfrutaron de lo que hizo, pero el resto de espectadores no le prestaba ni atención. Después de varios años en el escalafón de matadores el diestro continúa estando muy verde, sin la preparación adecuada para pelear en este escalafón. Pero lo peor llegó con el último tercio, la espada, donde ofreció un verdadero recital de fallos tanto con la espada como con el descabello, se pasó más de diez minutos con la espada en la mano, tanto que estuvo a punto de escuchar el tercer aviso y que le devolvieron al astado a los toriles.

El diestro albaceteño, Miguel Tendero, salió con muchas ganas al coso mirobrigense y quedó muy claro desde el inicio. Frente a un novillo con muchos kilos de más Tendero realizó la mejor faena de los Carnavales. Dejó varias series de naturales de verdadero escándalo metiéndose a los espectadores en el bolsillo. Su labor fue a más, como si fuera la última corrida que lidiaba, por eso el diestro albaceteño empieza a ocupar los puestos que merece dentro del escalafón de matadores. Dejó tres series por el pitón zurdo de verdadero escándalo, con mucha templanza, ligazón y sobre todo arrastrando la muleta por el albero. El astado hizo amago de rajarse pero el diestro lo supo meter en la muleta hasta el mismo momento de entrar a matar. Tras un par de pinchazos dejó un espadazo en todo lo alto que hizo que el astado cayera redondo, los espectadores le pidieron los máximos triunfos pero la presidencia no le concedió el rabo.

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