Abría plaza el diestro de La Puebla del Río, Morante de la Puebla que ha cuajado dos buenos toros en todos los tercios. Recibió al primero de la tarde con un ramillete de templadas verónicas que hicieron que la tarde comenzara con energía, después con la muleta ligó buenas tandas por el pitón zurdo al noble astado de Vellosino, pero el repetido fallo con la tizona le hizo perder un trofeo que tenía en sus manos. El cuarto no tuvo la nobleza del primero de la tarde, pero se explayó con él en dos meritorias tandas pero que no fueron entendidas por los espectadores del coso palentino.
Leandro apareció en el cartel de rebote por la baja del madrileño Cayetano. Estuvo muy asentado durante toda la tarde y sin duda alguna los mejores pasajes de la tarde llegaron con su mano zurda, mano con la que se rompió a torear, cuajando una gran faena basada en el natural. El fallo con el descabello dejó su premio en nada. El quinto de la tarde fue un toro manso que se rajó enseguida, estuvo dispuesto y seguro hasta que tomó la espada, donde volvió a tirar todo su trabajo por la borda marchándose de vacío, de nuevo, por el mal empleo de la tizona.
Carlos Doyague quiso pero no pudo, le puso todas las ganas del mundo, pero no tuvo los mejores astados frente a él pero su fuerza de voluntad puso en su mano una oreja que la malogró, en solidaridad con sus compañeros, por el repetido fallo con la espada. El que cerró plaza fue el peor de la tarde y no tuvo opción con un astado soso.
Toros de Vellosino, justos de presentación. Buenos 1º y 2º.
Morante de la Puebla, silencio y silencio.
Leandro, silencio y silencio.
Carlos Doyague, silencio y silencio.
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