Séptima del serial valenciano y los toros de la casa Capea han permitido el triunfo de los matadores que hoy se daban cita en el coso de la calle Xativa, saliendo a hombros El Cid y Miguel Ángel Perera tras cortar dos orejas cada uno de ellos, por su parte el diestro madrileño Cayetano Rivera Ordóñez se las tuvo que ver con dos astados complicados que le imposibilitaron el triunfo.
El primero de la tarde fue un toro que humillo de manera extraordinaria y que tuvo mucha clase y fijeza, toro noble y obeciente. Manuel Jesús "El Cid" supo aprovechar la embestida del primero de la tarde al que muleteó con mucha despaciosidad y relajacion. Lo remató de una gran estocada que le permitió cortar la primera oreja de la tarde. El cuarto de la tarde fue extraordinario, metiendo la cara con celo y con fijeza, con un punto de casta que le permitió ir hasta el final. Con el gran cuarto toreó con reunión y expresión, jugando bien las muñecas y siempre dando los toques justos.
El segundo de la tarde fue un toro noble y muy obediente, aunque blandeó. Miguel Ángel Perera se lució al quitar por tafalleras a su primero al que, muy asentado y firme, llevó siempre cosido en los vuelos de la muleta, pulseando, midiendo y templando sus embestidas. Y mucha importancia tuvo su rotunda y poderosa labor ante el exigente quinto. El quinto, muy mirón y reservón, midió mucho y no se empleó. En un sólido, compacto y macizo trabajo de valentía consciente y pisando siempre terrenos de compromiso.
El tercero se partió el pitón derecho al inicio de faena y no se le pudo ver. y el sobrero de Zalduendo, rebrincado y brusco, resultó complicado. Cayetano recibió a porta gayola a su primero. Su disposición se estrelló por la mala suerte de ver cómo su antagonista se rompía el pitón derecho. Lo muleteó por la izquierda y tuvo el gesto de matarlo por ese mismo pitón. Y ante el complicado sobrero, presa del desánimo, echó las cartas.
El primero de la tarde fue un toro que humillo de manera extraordinaria y que tuvo mucha clase y fijeza, toro noble y obeciente. Manuel Jesús "El Cid" supo aprovechar la embestida del primero de la tarde al que muleteó con mucha despaciosidad y relajacion. Lo remató de una gran estocada que le permitió cortar la primera oreja de la tarde. El cuarto de la tarde fue extraordinario, metiendo la cara con celo y con fijeza, con un punto de casta que le permitió ir hasta el final. Con el gran cuarto toreó con reunión y expresión, jugando bien las muñecas y siempre dando los toques justos.
El segundo de la tarde fue un toro noble y muy obediente, aunque blandeó. Miguel Ángel Perera se lució al quitar por tafalleras a su primero al que, muy asentado y firme, llevó siempre cosido en los vuelos de la muleta, pulseando, midiendo y templando sus embestidas. Y mucha importancia tuvo su rotunda y poderosa labor ante el exigente quinto. El quinto, muy mirón y reservón, midió mucho y no se empleó. En un sólido, compacto y macizo trabajo de valentía consciente y pisando siempre terrenos de compromiso.
El tercero se partió el pitón derecho al inicio de faena y no se le pudo ver. y el sobrero de Zalduendo, rebrincado y brusco, resultó complicado. Cayetano recibió a porta gayola a su primero. Su disposición se estrelló por la mala suerte de ver cómo su antagonista se rompía el pitón derecho. Lo muleteó por la izquierda y tuvo el gesto de matarlo por ese mismo pitón. Y ante el complicado sobrero, presa del desánimo, echó las cartas.
Valencia. 7ª de Fallas. Cinco toros de San Mateo, San Pelayo (3º y 5º), con clae y calidad en sus embestidas. El cuarto fue extraordinario. Y un sobrero en sexto lugar de Zalduendo, complicado.
Manuel Jesús "El Cid", oreja y oreja tras aviso.
Miguel Ángel Perera, oreja y oreja tras aviso.
Cayetano, silencio y silencio.
Manuel Jesús "El Cid", oreja y oreja tras aviso.
Miguel Ángel Perera, oreja y oreja tras aviso.
Cayetano, silencio y silencio.
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